Entrevista a Eloïsa Matheu: pionera en la grabación y divulgación de sonidos de las aves y la naturaleza

Hoy entrevistamos a una de las primeras mujeres que se ha dedicado al mundo de las aves en nuestras tierras, Eloïsa Matheu. Bióloga por la Universitat de Barcelona, el 1987 se inició en el mundo de la grabación y divulgación de sonidos de la naturaleza, con un especial interés por el canto de las aves y su conservación, publicando así las primeras guías sonoras de identificación de aves en España. En esta entrevista, Eloïsa nos habla del particular mundo de la grabación de sonidos de la naturaleza, nos da consejos para aprender más fácilmente los cantos de las aves, nos habla de sonogramas, de ecología acústica, de sus proyectos… Para acabar dándonos su visión como mujer en el mundo de la ornitología a lo largo de su extensa trayectoria. Quizás algún canto también encontraréis…

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– Empezamos por el principio. Si nos remontamos atrás en el tiempo, ¿recuerdas cómo surgió tu pasión por las aves?

Recuerdo la primera vez que fui al Delta del Ebro, a finales de invierno, cuando aún era estudiante. Ver la Encanyissada de madrugada, en un día espectacular, ver los patos… Fue fantástico, me gustó mucho. Quizás fue a partir de aquel momento que me empezaron a gustar las aves.

– Pero tú fuiste más allá, y empezaron a fascinarte los sonidos de la naturaleza en particular. ¿Cómo descubriste esta pasión más concreta?

Empecé a fijarme en el canto de las aves juntamente con mi compañero, Francesc Llimona, cuando trabajamos en el primer Atlas de aves nidificantes de Catalunya, en los años 80. Para hacerlo nos encargábamos de ciertas cuadrículas, era mucho terreno y muchísimo trabajo y claro, no das abasto sólo con mirar, pues escuchábamos muchos pájaros. Fue entonces que nos empezamos a fijar en su canto y a aprender a reconocerlos. También, a raíz de este interés, recuerdo que en el departamento de la Facultat de Biologia (Universitat de Barcelona) había unos discos LP y los pedíamos para estudiarlos. ¡Nos reíamos mucho de como decían el nombre científico de las aves en inglés! Y con todo esto empezó la pasión hacia la escucha y la identificación auditiva.

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Además, justo entonces también conocimos a Jean C. Roché, que en su momento fue uno de los pioneros grabando y publicando guías sonoras. Él quería sacar una guía sonora en cassette para España y nos contactó. Lo fuimos a ver y vimos su estudio, nos dejó escuchar sus cintas… A mí me gustan las maquinitas y me fascinó aquel mundo del estudio. De hecho, cuando volví a Barcelona lo primero que hice fue comprarme una grabadora con cassette y micrófono. Y así empezó todo. Entonces, cuando salía al campo, en vez de ir con una cámara de fotos como la gente que empezaba en aquella época, pues yo iba con mi pequeña parábola, y con el micro. ¡Y así empecé!

– Tu trayectoria es larga, y uno de los momentos importantes es cuando creas el sello “ALOSA, sonidos de la naturaleza”. Eras completamente pionera en este campo… ¿Cómo viviste esta experiencia?

La verdad es que fui un poco inconsciente de lo que estaba haciendo. Creamos este sello en el momento en que quisimos empezar a publicar las grabaciones que íbamos haciendo, y como vimos que no había nada parecido pues decidimos hacerlo. Pero no teníamos ni idea de cómo se hacía nada, ni cómo se publicaba, ni los procesos que hay que seguir… ¡Íbamos haciendo un poco sobre la marcha! Entonces descubrimos que de hecho estábamos haciendo algo muy interesante por el interés que generó todo lo que estábamos publicando, especialmente la guía sonora de España.

Lo más fácil entonces era el proceso de producción, porque en aquella época, como yo no tenía estudio en casa, me iba al estudio de Jean C. Roché y lo hacía allí. Lo que fue más complicado fue la comercialización. Recuerdo que con Francesc nos ilusionábamos mucho con la edición, pero cuando llegaban los cassettes con librito en casa, decíamos: “¿Y ahora qué?”. ¡No teníamos ni idea de cómo vender! No era nuestro oficio. Pero íbamos aprendiendo sobre la marcha, y fue muy bonito también. Entonces empecé a buscar tiendas. Yo iba a librerías, porque pensaba que esto tenía que venderse en librerías, pues si alguien quiere un libro de aves irá en una librería, y no en una tienda de discos. Pero muchas librerías no lo veían claro. Al final aprendí que tenía que ser más selectiva. Luego también empecé a ir a ferias, donde descubrí todo un mundo que se estaba creando entonces. Y a partir de conocer gente, lo fui consiguiendo. En este sentido fue una época muy bonita, conocí a mucha gente.

– Gracias ti, nacieron las primeras guías de identificación sonoras de los cantos de las aves en España, acercando así una información hasta entonces poco divulgada. Hoy en día, en un mundo tan digitalizado y globalizado por el internet, la realidad es muy diferente. ¿Cómo afrontas o has afrontado este cambio?

Al principio internet estuvo muy bien porque nos ayudó mucho a difundir. Enseguida hicimos una pequeña página para colgar nuestro material. Pero después llegó el descubrir que alguien había colgado nuestros discos en internet, y que la gente se los descargaba de allí… Al principio nos quedamos un poco en shock, fue un poco duro. Yo tampoco hice nada en particular al respecto, pero te indignaba un poco. Pero llega un momento en el que aceptas que es la nueva realidad, que el mundo ahora funcionará así, internet ha cambiado tantas cosas… Tienes que adaptarte.

Podría haber vendido los sonidos a través de internet, pero no lo he sabido hacer del todo. Además, cuando empecé, la venta de discos me permitía como mínimo mantenerme y poder hacer una salida o dos en la primavera siguiente para poder seguir grabando. No vivía de esto, pero sí que cubría gastos con ello. Pero llegó un momento en el que ya no tenía mucho sentido seguir publicando discos, y aunque me gustaría seguir haciéndolo, al final lo dejé. El último disco creo que es del 2010, que es sobre ortópteros, pero ya no me planteo el seguir haciendo un catálogo de discos.

Lo que sí que me ha aportado internet es que me ha ayudado a dar a conocer mi trabajo, y entonces me llegan encargos de trabajo directos, como por ejemplo sonidos para una exposición o para libros. Es otro modo de darse a conocer. ¡Hoy en día hay tantísimas webs con sonidos! Soundcloud, Xeno-canto… Yo pensé que antes que los descargaran sin mi permiso, prefería colgar yo mis sonidos directamente. No puedes ir a contracorriente con esta nueva realidad.

– A menudo, cuando vamos aprendiendo a identificar las aves, una de las partes que más nos cuesta es aprender a reconocer sus cantos. ¿Tienes algún consejo o técnicas que agilicen este aprendizaje?

Es una pregunta difícil de responder. Es por esto que doy talleres, ¡para poderlo explicar bien! Inicialmente, para poder enseñarlo, me pregunté: “Cuando escucho un petirrojo o un carbonero, ¿por qué sé que lo es?” De este modo, empecé a entender el proceso con el cual, al menos yo, voy identificando nuevas especies de aves. Y en esto me baso después a la hora de hacer los talleres.

Cuando yo empecé a identificar cantos tenía un libro alemán que era como una guía de aves, todo en blanco y negro, con la particularidad de que tenía sonogramas. Entonces eran sonogramas dibujados. Escuchando los cantos, mirando aquel dibujo y leyendo el texto con el “uit uit uit” o el “tie tie tie”, lo interpretaba mucho mejor. Personalmente esto me ayudó mucho. Hoy en día sigo recomendando utilizar los sonogramas, porque son de gran ayuda, sobre todo con cantos sencillos cuando se empieza a aprender. Te ayuda a visualizar las notas, el ritmo, las repeticiones… la sintaxis de la melodía. Entonces cada vez te resulta más fácil entender melodías más complejas. Es importante entender el sonido para luego poderlo memorizar. Porque esto es lo que más cuesta, ¡recordar los cantos!

Yo cuando por ejemplo viajo en zonas tropicales, escucho muchísimas aves que no conozco, y no veo ninguna, ¡doble problema! Entonces voy anotando nombres relacionados con aquello que escucho. Luego, reviso las notas y me doy cuenta de que el primer y el quinto pájaro que he escuchado posiblemente sean el mismo, por las notas o el dibujo que yo misma me he hecho… Esta es también una buena manera de aprender a distinguirlos.

Aunque lo mejor es poder ver el pájaro a la vez que canta, pues se te queda más grabado. Los humanos somos muy visuales, entendemos mejor las cosas que vemos. Todo lo que vemos tiene un nombre. En cambio, el sonido cuesta más de describir.

También recomiendo que cuando estás aprendiendo, vayas solo o con gente que sabe poco. Si vas con alguien que sabe un montón estás perdido, porque aprenderás poco: irás preguntado y te irán diciendo todo, y al cabo de una hora se te habrán olvidado la mayoría de los cantos. Lo mejor es vivir mucho los sonidos para que se te queden, tener que esforzarse un poco.

Y finalmente, otra cosa. Cuando empezamos, y especialmente en primavera, se nos mezcla todo. El concentrarse en un único canto de todo lo que escuchamos es un ejercicio importante de saber hacer desde el principio. Como cuando escuchas música, que puedes fijarte en la guitarra y olvidarte del piano, de la voz del cantante, de la percusión… A veces este ejercicio cuesta, pero forma parte del entrenamiento de cuando empiezas.

En definitiva: para aprender a identificar los cantos de las aves, ¡hay que escuchar de una manera muy consciente!

– Si alguien quiere iniciarse en el campo de la grabación de sonidos de la naturaleza, ¿qué primeros pasos tiene que seguir?

El equipo es importante, pero tampoco es necesario llevar un equipo de 3000€ para poder grabar – aunque ayuda, ¡obviamente! –. Cuando quieres grabar un animal pasa algo similar a cuando quieres fotografiarlo: que normalmente, lo que quieres grabar está demasiado lejos para el equipo que tú tienes. Cuando haces fotografía, acabas aceptando que tienes que comprarte un teleobjetivo, y tendrás más cualidad o menos según tu inversión. Entonces, para grabar aves o animales que normalmente están lejos lo ideal es usar una parábola, un reflector parabólico. Es mucho mejor que un micrófono direccional, por ejemplo, que además son más caros. Un direccional va muy bien para grabar animales que tienes muy cerca, pues te separa los sonidos que quieres grabar de los que no estás enfocando. Pero a la que los animales están lejos… el micrófono direccional no te amplifica el sonido, algo que sí que te hace la parábola.

Es preferible comprar un micrófono normalito y adaptarlo a una parábola, o comprarte ya una parábola como tal, pues ahora ya empieza a haber más mercado que antes. Es una pequeña inversión inicial que tienes que hacer, pero después puedes tener una grabadora normalita. Es mejor que el micrófono ya te coja bien el sonido original y después la grabadora ya hará lo que podrá. Hoy en día hay muchas grabadoras, desde 150€ hasta 3000€. Pero no hace falta tener una super grabadora para grabar aves. Con una grabadora de unos 200€ y una buena parábola ya vas bien. Evidentemente tienes que invertir un poco al principio, ¡pero como cuando te compras tu primera cámara o prismáticos!

Una vez tienes el equipo, hay un poco de técnica, pero tampoco es muy complicada. La técnica de grabar aves con una parábola, por ejemplo, se adquiere fácilmente con un poco de lógica, de saber escuchar y de estar muy pendiente de lo que estás grabando. Una de las cosas más complicadas es no hacer ruido uno mismo, que de esto no somos conscientes al principio. De esto te das cuenta después cuando escuchas las grabaciones que has hecho. A parte de no hacer ruido, hay que enfocar bien. Pero uno mismo va aprendiendo. Para hacerlo, es muy importante que escuches lo que has grabado poco tiempo después, para así darte cuenta de los fallos y poder mejorar.

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– Actualmente, ¿a qué te dedicas?

Actualmente sigo grabando, aunque menos. Por un lado, mi gran proyecto – que no sé si llegaré a terminar nunca – es terminar de catalogar todas mis grabaciones, pues tengo mucho material aún no catalogado… Entonces me gustaría poder hacer una buena selección de este material para depositarla en algún lugar donde quede para la posteridad. También quiero preparar pequeñas colecciones de sonidos y ponerlas a disposición a través de una nueva web. Por ejemplo, en su momento hice un disco de sonidos de Costa Rica, de Guatemala, de Brasil, de África… y ahora me gustaría seguir con esto con los últimos viajes que he hecho.

Además, actualmente estoy trabajando en el Museu de Ciències Naturals de Barcelona, colaborando con un proyecto que es muy estimulante y complejo a la vez, que consiste en recuperar la colección que tenían en formato analógico en la fonoteca del museo – que estuvo cerrada un tiempo – y digitalizar toda esta colección, actualizar su catalogación y añadir grabaciones nuevas. De momento estoy añadiendo grabaciones mías, pero cuando todo esto ya funcione un poco, se quiere poner esta colección a disposición del público, para que todo el mundo la pueda consultar y sobre todo para que la gente pueda aportar sus grabaciones. Que funcione realmente como una librería de sonidos, siendo también un sitio seguro donde depositar tus grabaciones.

A parte de todo esto, sigo haciendo talleres para aprender a identificar las aves por su canto, pues es algo que me gusta mucho.

Finalmente, decir que hace un tiempo también empezamos otra línea de grabación que es la de la ecología acústica, algo bastante novedoso que consiste en contemplar el sonido del paisaje como una herramienta para estudiar la evolución de los ecosistemas. A través del sonido se puede caracterizar el paisaje y se puede ver cómo va cambiando, detectando por ejemplo la pérdida de biodiversidad. Hay un tipo de grabadoras que las puedes dejar al campo durante muchos días, y hay gente que está trabajando en cómo interpretar toda esta información (porque claro, si tienes muchas horas de grabación, llega un punto que es humanamente imposible de escucharlo e identificarlo todo). La presencia de los diferentes sonidos se lee como una riqueza acústica y se traduce a una riqueza de especies. Es un tema que me interesa mucho y estamos haciendo alguna cosa con mi compañero en el Pirineo, pero ya veremos, pues es muy complejo y es un mundo que justo está empezando, una línea de futuro a explorar en equipos multidisciplinares.

– ¿Cuáles son los mejores momentos, experiencias o aprendizajes que te ha aportado tu profesión? ¿Cuál es la parte que más te gusta de esta?

La parte que más me gusta de mi profesión es grabar, cuando estoy grabando y escuchando los sonidos a través de mis auriculares es cuando disfruto más. Tanto si estoy grabando un pájaro común como si estoy grabando un paisaje sonoro de madrugada. Hay veces que ni grabo, que sencillamente escucho, y me doy cuenta de lo bonito que es un sonido, o qué bien puede quedar técnicamente ese sonido. Me concentro, a veces cierro los ojos, y lo escucho todo. El sonido de la naturaleza me produce algo interiormente que me gusta mucho. Me aporta mucha paz, me hace sentir una conexión con la naturaleza difícil de explicar con palabras.

También me gusta el trabajo de estudio, catalogar, crear paisajes sonoros con grabaciones, etc., especialmente cuando podía hacerlo en un estudio de verdad, pues ahora todo se hace con un ordenador. Pero a parte de la grabación y el trabajo de estudio, me encanta poder divulgar este trabajo, porque pienso que la divulgación tiene un papel clave para la conservación de las aves y la naturaleza.

Cuando tuve la idea de empezar este proyecto, Ornitología en Femenino, tenía claro que tenía que entrevistarte, pues fuiste una de las primeras mujeres de nuestras tierras a dedicarse más exclusivamente al mundo de las aves, una total pionera… A lo largo de tu trayectoria, ¿has percibido una mayor presencia de hombres en el mundo de la ornitología?

Totalmente. Es un mundo muy masculino. Espero que la cosa vaya cambiando, ahora se empieza a notar un cambio, pero aún falta. Durante mis primeros años, yo sólo me encontraba con hombres. Todo eran hombres, todo. Sin ir más lejos, no hace tanto cuando contactabas con una entidad ornitológica, la chica que había – si es que la había – estaba de secretaria. El primer lugar en el que me di cuenta de esto fue con el Institut Català d’Ornitologia, aunque ahora esté cambiando. Es verdad que empiezan muchos chicos en el mundo de la ornitología, ¡pero en mis talleres la mayoría son mujeres! Es como en todo: parece que las mujeres acabamos quedándonos un poco atrás, no tenemos esta ambición para ocupar un determinado cargo, sino más bien una ambición de sencillamente aprender.

– ¿Qué motivos crees que lo explican?

Pues es difícil de decir, no sé por qué en aquella época no había más mujeres observando aves… Cuando yo salí de la Facultad de Biología, me acuerdo de que la mayoría de chicas estaban en el campo de la botánica, y los hombres con la fauna. Quizás entonces era algo un poco cultural. Luego la mayoría de mis compañeros se hicieron profesores de instituto, pero mis compañeras no tanto, porque se animaron con la familia, tuvieron hijos, etc.

La verdad es que cuando yo empecé a dedicarme a esto hacía una vida muy poco casera. Yo era muy libre en aquel momento, entraba y salía cuando quería, no me ligaba nada. Me iba sola de viaje para grabar y mi compañero estaba encantado con ello. Yo decidí que no quería tener hijos, y además no tenía un trabajo fijo, por lo que era totalmente libre. Y no sé si tantas mujeres estaban dispuestas a esto. La mayoría me decían: “¿Y no quieres tener hijos?”. Parece que todas tengamos que pasar por la maternidad y, encima, parece que hacerlo tenga que ser un sacrificio… Yo he escuchado a veces esto de que “las mujeres tienen que sacrificar la maternidad si quieren tener una carrera”. Parece que las mujeres “tenemos que” tener hijos. Pues no necesariamente. Yo decidí que no quería. Aunque sí que es verdad que muchas mujeres que no han tenido hijos han tenido una carrera más parecida a la de los hombres, porque han sido más “libres”, si tú quieres.

– Tú viajabas mucho sola. ¿Notaste alguna vez que la gente se extrañara por el hecho de ver a una mujer viajando sola?

Para mí era una cosa muy natural, pero sí que es verdad que a menudo la gente me preguntaba extrañada si realmente iba sola. También tengo que decir que nunca tuve un susto grande, he tenido mucha suerte. Hoy en día no sé si me atrevería a hacer lo que hacía con la edad que lo hacía. Quizás en aquella época no era tan consciente de los peligros de hacerlo. También es verdad que tampoco me metía en líos.

En cambio, sí que me encontré con muchas miradas como de “qué viene a hacer esta tía aquí” cuando estaba en zonas naturales, con los guardas, por ejemplo… Entonces sí que noté más una actitud bastante machista, pero sin llegar a tener grandes problemas.

– Es curioso porque yo en cambio, actualmente, quizás porque se habla mucho del tema y porque la sociedad te mete el miedo en el cuerpo, me da más reparo salir sola al campo. Pero… ¿Qué es eso de que por el hecho de mujer yo no pueda ir sola y en cambio los hombres sí?

Sí, nos meten mucho miedo en el cuerpo. Es evidente que pasan cosas, y que ir sola a un lugar es más peligroso simplemente por ser mujer. Aunque obviamente también pueden atacar a los hombres, a las mujeres suelen atacarnos más y de más maneras. Pero también pienso que no podemos quedarnos encerradas en casa. Aunque tampoco hay que exponerse… Quizás te parecerá fuera de lugar, pero cuando yo iba sola, a nivel de ropa iba muy discreta: tapada, con manga larga y pantalón largo… Esto lo tenía muy claro. O cuando iba sola, como yo iba escuchando para grabar, también escuchaba a la gente que se acercaba. Y, en más de una ocasión, me escondía detrás de los matorrales sin hacer ruido, dejando que pasaran grupos de hombres, de cazadores…. No quería encontrarme con ellos, por si acaso.

También tuve que mentir bastante a mi madre diciéndole que iba acompañada cuando realmente iba sola, para que no sufriera. Lo hacía más por ella que por mí, porque yo tampoco me planteaba el ir sola como un problema, lo vivía de un modo muy natural.

– ¿Cómo afrontaste esta situación cuando empezaste? ¿En algún momento te has sentido sola como mujer en un colectivo tan tradicionalmente masculinizado?

Sí, hay veces que me he sentido sola, porque no me encontraba con mujeres. Y en general nadie me ha tratado mal, pero sí que he sentido a veces que la gente me trataba un poco como con incredulidad, también por parte de ornitólogos. Además, yo tampoco soy una “ornitóloga al uso”, porque yo grabo, pero grabo tanto aves como otros animales, pero evidentemente he grabado muchas aves, ¡pues cantan! Entonces, como no soy la clásica ornitóloga, en determinados círculos quizás me han apartado un poco, sí.

Además, por el hecho de ser mujer, es como que tenemos que justificarnos más con todo. Actualmente, en el mundo naturalista, hay mujeres que se han hecho muy famosas por su trabajo, pero porque han sido muy muy pioneras y se lo han tenido que currar muchísimo. Y aun así se duda de cosas como si eran buenas personas o no como para haberlo conseguido… En cambio, con los hombres no nos preocupamos tanto de si es un buen tío o no. Simplemente se dice “dibuja muy bien”, “ha visto tantos miles de bichos en el mundo”, y ya está. No se cuestiona. Pero desgraciadamente, la sociedad es así. Estamos cambiando, pero siempre quedan remanentes. Parece que avanzamos, pero volvemos a retroceder…

– El hecho de ser mujer, ¿crees que te ha beneficiado o perjudicado en algún momento de tu carrera como bióloga de campo o en el ámbito ornitológico, o ha sido indiferente?

Indiferente no ha sido. Yo creo que me ha perjudicado, pero seguramente también me ha beneficiado en algunos momentos. A lo mejor a alguien le ha hecho gracia y me ha ayudado más por el hecho de ser mujer. Por ejemplo, cuando he viajado con mi compañero, me han tratado como “la señora de”, llevándome la mochila, tratándome especialmente bien, con más respeto. Aunque después se dan cuenta que eres tú la que está allí mandando, la que lleva la grabadora, etc.

Así que por un lado a veces puede que me haya beneficiado ser mujer, pero también me ha perjudicado, por la falta de valoración.

– ¿Crees que poco a poco esta situación irá cambiando? ¿Se te ocurre alguna idea para potenciar este cambio?

Yo pienso que sí que irá cambiando. Cada vez hay más chicas interesadas, y se ven. Yo pienso que lo que hay que hacer es salir, dejarse ver, hacer charlas… Fíjate en el Delta Birding Festival, ¿cuántas ponentes mujeres hay? ¡Tenemos que mejorar esto! Parece que si hay un grupo que está haciendo un seguimiento de una especie, por ejemplo, y se quiere exponer, el que tiene que hablar es el hombre. ¿Por qué no se le dice a la mujer que lo haga? Aunque nosotras a veces también tenemos una actitud de echarnos más para atrás, de pensar que el hombre lo hará mejor… Nos auto-saboteamos.

Quizás también hay explicaciones no sólo tanto a nivel cultural, sino también a nivel evolutivo. Por el hecho de que hace miles de años nosotras procreábamos y ellos se iban a cazar, yo que sé. Quizás por esto nosotras somos más de quedarnos en casa en general, de “ir a recolectar” mientras los hombres se “van a cazar”… Pero oye, si nosotras tenemos que defender la cueva, ¡también lo hacemos!

Es curioso porque algunas amigas solteras que tengo, o que tienen pareja pero no han tenido hijos, todas ellas han llegado muy lejos. Pero después te explican que han tenido que hacer las mil y una, ofrecerse a hacer más cosas, etc. No sé hasta qué punto esto pasa en otras sociedades como Suecia, donde teóricamente hay más paridad. En el mediterráneo somos más machistas y costará cambiarlo.

– Si pudieras tirar unos años atrás, ¿qué le dirías a la joven Eloïsa cuando decidió adentrarse en el mundo de las aves y la grabación de sonidos?

Le daría unos cuántos consejos técnicos (risas). También le diría de haber profundizado más en algunos temas. Quizás también haber cuidado más las amistades que he ido haciendo. Ser más consciente en cada momento, y ser consciente de la suerte que tenía de poder hacer lo que estaba haciendo. Yo lo vivía como algo normal pero obviamente no lo era, y ahora cuando miro atrás sí que me doy cuenta de que he tenido mucha suerte de haber podido hacer lo que he hecho, de haber tenido mi compañero que siempre me ha apoyado, de la gente que he conocido, y de mi intuición… Hacer lo que hago ahora para mí es una suerte también, porque económicamente, como te puedes imaginar, no ha sido fácil… Si alguien quería ganarse la vida con esto, ya podía cambiar de oficio… También me gustaría haberme movido por todo el mundo, a quién no… pero no a cualquier precio.

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– Y a nivel más general, ¿te gustaría dar algún consejo a las chicas jóvenes que justo están empezando en el mundo de la ornitología y la biología de campo?

Pues que adelante, que amar la naturaleza y observarla es maravilloso, a mí es lo que más me mueve. Que estén abiertas a las oportunidades y las aprovechen, pero que tampoco se dejen engañar. Hoy en día hay muchas más posibilidades que antes para estudiar, para viajar, para recibir becas… Y que no piensen mucho en qué futuro tendrán después, pues aunque se preocupen tampoco lo resolverán. Si realmente es lo que quieren hacer, que aprovechen todas las oportunidades que puedan. Y que la perspectiva de tener poco dinero no las detenga, pues si se quieren dedicar a esto… ¡Nunca tendrán mucho dinero! (risas). Al final, quien quiere dedicarse a la conservación y a la naturaleza no lo hace por dinero sino por pasión.

– Para terminar, una pregunta corta que no puedo estarme de hacer. ¿Cuál es tu canto de ave preferido, y por qué?

¡Es difícil! De aquí, por ejemplo, cantos de aves comunes como el mirlo y el petirrojo a mí me gustan, puedo estar mucho rato escuchándolos, más que un ruiseñor, por ejemplo. También me gusta mucho el del ruiseñor pechiazul:

Grabación de ruiseñor pechiazul hecha por Eloïsa Matheu: https://soundcloud.com/user5723390/cotxa-blava

Pero por ejemplo, este verano hemos estado en el norte de Borneo, y allí en la selva he escuchado cantos preciosos. En la selva, por temas de transmisión del sonido, los cantos de las aves habrían evolucionado en función de las mejores cualidades del medio para transmitirlos. Entonces, en la selva tropical, debido a las hojas, los troncos, y a la absorción de la energía sonora y la reverberación que se crea con todos estos elementos, las aves tienden a hacer cantos con frecuencias muy puras, con pocas variaciones, o con modulaciones lentas. Y entonces estás allí en la selva y escuchas esos cantos como silbatos que van cambiando de tono, pero haciendo como unas escalas musicales, que… son una maravilla, son preciosos. Te preguntas, ¿cómo puede ser que estas aves produzcan algo tan maravilloso?

Aquí va un ejemplo…:

Grabación de un Sooty-capped Babbler hecha por Eloïsa Matheu: https://soundcloud.com/user5723390/matinera-de-casquet

– ¡Muchas gracias por esta entrevista, Eloïsa! Nos vemos este fin de semana en el Delta Birding Festival, ¿verdad? ¿Qué nos enseñarás allí este año?

Haré un taller técnico sobre material de grabación, para que la gente pueda ver qué tipo de materiales y equipo existe, qué se puede grabar y cómo hacerlo, que vean qué les interesa más… ¡Así que es un buen sitio donde probar este material e iniciarse en este mundo!

Yo espero que la gente se anime con esto de los cantos, porque es un mundo muy bonito, a parte que ayuda muchísimo si te quieres dedicar a la ornitología… ¡Conocer el canto de las aves es esencial!


2 respuestas a “Entrevista a Eloïsa Matheu: pionera en la grabación y divulgación de sonidos de las aves y la naturaleza

  1. Genial entrevista de geniales investigadoras, enhorabuena a ambas (entrevistadora y entrevistada!). Actualmente estoy trabajando en proyectos de ciencia ciudadana y me gustaría implementar un sistema de registro automático y/o un diseño de equipo de bajo coste para masificar la grabación del canto de las aves, finalmente como dice Eloisa “¡Conocer el canto de las aves es esencial!”.
    Me gustaría pedirles ayuda para contactar con Eloisa para pedirle ayuda en esto!
    Mil Gracias y enhorabuena nuevamente!

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  2. Me gusta mucho el perfil naturalista de Eloïsa Matheu, tal como ella se define, no es una “ornitóloga al uso”.
    También me parece muy interesante el enfoque de esta sección de ornitología en femenino, así que me ha encantado la entrevista.
    En conversaciones con otros/as naturalistas siempre recomiendo a Eloïsa, tanto por el hecho de darles a conocer un referente femenino que ha hecho un trabajo tan interesante como el suyo, como por el hecho de animarles a entrar en el mundo de los sonidos de la naturaleza que siempre cuesta un poco.
    Y tal como ella suele comentar, cuando aprendes el canto de las aves, no vuelves a sentirte solo en la naturaleza, y es verdad!

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